Pocas actividades
existen que pueden ofrecer a quien las practica la enorme diversidad de
materiales que el ejercicio de la pesca presenta.
Es tal variedad de
modelos de cañas, carretes, anzuelos, flotadores, cucharillas, señuelos, etc.
que ya posee probada experiencia, se sienten
tremendamente indecisos a la hora de seleccionar un equipo determinado,
ante la gran variedad de opciones que el mercado ofrece.
Y es que la pesca, a
través del tiempo y como cualquier otra actividad humana, se ha ido
especializando; hace unos cuantos años, tal vez hasta el primer cuarto de este
siglo, una sola caña servía normalmente para cualquier clase de pez o de pesca;
hoy, las necesidades de un pescador que practique varias modalidades son
tales, que necesitará dos o tres cañas con carretes y líneas adecuados a las
mismas para lanzado; alguna otra para cebo y alguna más para mosca; sin contar
que pesque en el mar, bien desde costa o en embarcación.
Podemos decir que una
de las primeras condiciones que un pescador debe tener es un conocimiento
concreto del material que debe utilizar; y este conocimiento es en función de
los peces que pretenda pescar y del método que elija para hacerlo; sólo así
podrá disponer de un equipo adecuado.
Pretender desde un
principio disponer o utilizar una sola caña para cualquier clase de pesca es lo
mismo que usar una llave inglesa para clavar clavos.
Más adelante iré publicando en el blog los márgenes que cada equipo puede darnos, y dentro de
ciertos límites, una caña puede servir para más de un tipo de pesca, con
cambios tan simples como el diámetro de la línea a usar.
No es mi propósito,
ni mucho menos complicar lo que la pesca tiene de agradable. Y para quien se
limite en su ejercicio a alguna de sus modalidades, le puede bastar con un
equipo simple; trataremos de que ese equipo sea el más adecuado; si
posteriormente desea ampliar su campo de acción, la práctica y los conocimientos
adquiridos le ayudaran a hacer una elección acertada.
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